miércoles, 3 de febrero de 2010

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¿Se han dado cuenta de que la mayoría de cosas que se escriben en un blog son un gran conglomerado de reflexiones y de sucesos tristes? Es como las noticias: si no es mala, probable que los periódicos la publiquen en la cuarta o quinta página... si es que la publican...
Felizmente existen algunas entradas que no... pero esta no va a ser una de ellas. Si le puse "Confesiones" a este grupo de entradas es por algo... y mejor comienzo a confesarme de una vez.

Hace poco más de una hora J y yo salimos del cine (¿esta entrada la estaré escribiendo como efecto de "Amor sin escalas"? En todo caso, vayan a verla. Muy buena) y comenzamos a caminar. Casi nunca hablo de mis miedos sobre la relación con J: ella ya tiene bastante con los suyos (¿para qué cargarle más la mochila?), pero hoy me sorprendió. Literalmente me dijo: "Tú crees que yo no sé que tienes miedo de que te cambie por un chico?". Me mató. No pensé que supiera leerme tan bien. Obvio, se lo dije. Su respuesta fue simple: "Todos tenemos miedo a que nos cambien, sea por una mujer o por un hombre. Es natural".
... Yo sigo preguntándome qué tan natural es que una chica se sienta amenazada por la eventual aparición de un chico. Ser lesbiana es "poco normal" para nuestros estándares tercermundistas. ¿Cuán normal es que una lesbiana esté con una hetero? Prefiero creer que eso les pasa a muchas como yo.
Pero el asunto sigue. Pasamos a otros temas y, como cualquier conversación casual y libre, el tema al que pasamos pasó a otros y, por muchos giros, llegó a cuánto miedo tenemos ambas respecto a la seriedad de nuestra relación. La verdad, son muchos, y de ambas partes. Falta poco para que cumplamos tres meses, mi tiempo límite. Indefectiblemente termino antes de llegar al cuarto mes. Solo hay una chica que se salva: E... pero creo que esa relación tiene otros matices y que no puedo equiparar lo que tengo con J y lo que "tuve" con E (por favor, ¿alguna vez tuve algo con E? Para mayores referencias ver "Confesiones -- 2 --").
J tiene el mismo miedo que yo: se cumplen los tres meses y el asunto comienza a ponerse serio.
El problema del que me acabo de dar cuenta es otro: más allá de que la relación adquiera un cariz serio, me da miedo que J se espante por ese cariz serio y huya y me deje. Aún no sé cuán seria quiero que sea nuestra relación, ni siquiera si quiero una relación seria en mi vida en este minuto, pero, si hay una relación seria en mi vida en este minuto, quiero que sea con ella.
¿Esa es una señal de estar templada? ¿Qué tan grave? ¿Ya puedo comenzar a correr para alejarme del peligro de salir herida?


Pero también hubo otro momento que me ha dejado pensando. J dijo algo sobre "bueno... ¿y cuándo será la próxima vez que nos veamos?" y de frente pasó a decirme que el sábado no iba a poder porque va a salir con su hermano. Yo me quedé fría. Mi pensamiento estaba en "¿perdón? ¿o sea que anuló la posibilidad de que nos veamos dentro de la semana? y que salga de su casa un domingo es un milagro... ¿o sea que no nos vamos a ver hasta la próxima semana... si es que?". Luego comenzó a hablar de vernos el jueves o viernes (lunes y miércoles no puedo) y yo, un poco molesta y un poco porque creo que tienen que darte ganas de ver a la otra persona y no encontrarse porque es una cita acordada, le dije que mejor nos viéramos cuando quisiéramos, que si nos daban ganas de vernos, entonces quedaríamos en vernos, y si no teníamos ganas o salían otros planes, entonces no.
Y sigo con la duda sobre si habré hecho bien. No sé si ella habrá notado mi tristeza y todos mis pensamientos cuando me dijo lo del sábado, ni si habrá hablado de vernos el jueves o viernes porque vio la desilusión en mi cara. Y me duele pensar que existe la posibilidad de que no quiera verme.
¿Hora de echarme a correr antes de salir herida? ¿de templarme? ¿de templarme... más?


No sé. Ustedes... ¿qué dicen?

2 comentarios:

  1. La soledad huele parecido a la desesperación. La próxima dile que tú la llamas para confirmar. Y no la llames. Merece no ser llamada. Y lo merece porque deseará que la llames. El dolor es un narcótico, pero es preferible administrarlo que consumirlo. Sino, pregúntale a ella.

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  2. ¿Tú crees?
    ¿Y qué pasaría si todos nos dejamos de juegos de poder y simplemente decimos lo que sentimos?
    ¿Será eso posible o ya, como seres humanos, estamos corruptos y nos hemos vuelto incapaces de expresar sinceramente nuestros sentimientos?
    ¿Administrar dolor o ser transparente?

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