miércoles, 10 de febrero de 2010

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Y... fue.
J, su obsesiva dedicación al trabajo, sus miedos, sus chicos ideales, su "no veo un futuro juntas" y, por supuesto, el trauma-idealización que le dejó H.
Su obsesiva dedicación al trabajo es solo una muestra de que nuestras filosofías de vida son completamente opuestas: ella - no sé aún si consciente o inconscientemente - cree que uno vive para trabajar; yo creo que trabajamos para vivir. Eso incluso la está llevando a cuestionarse sobre sus proyectos de vida a corto, mediano y largo plazo. En todo caso, nuestra conversación-ruptura comenzó por ahí: no quiere dedicarle tiempo a nadie ni nada que no sea su trabajo... incluyendo una relación... o, mejor dicho, su relación conmigo.
Obvio, luego vino el despliegue de la lista de sus miedos. Muchos de sus miedos los comparto, pero ¿quién no tiene miedos? Todos los tenemos. La diferencia: quiénes los enfrentamos y quiénes no..
Afortunadamente, no tocamos el tema de sus chicos ideales. Sinceramente, eso me hubiera matado... o, para decirlo de forma menos dramática, me hubiera herido más.
El tema de sus miedos nos llevó a su "no veo un futuro juntas". Bueno, ¿y quién ve un futuro cuando la pared de los miedos nos impide ver lo que hay al otro lado? Intenté hacérselo ver, aún cuando ambas habíamos dado por terminada la relación, pero no es tan simple como decir "mira" ni como contarle el panorama que una ve detrás del muro. A esas y a estas alturas, ya se lo dije como alguien que aconseja a una amiga. Y, como comprenderán, el tema de "nuestro futuro juntas" era ya un tema zanjado.
Luego de conversar acerca de una y otra cosa, vino la verdad. Ella había querido reemplazar a H conmigo. Tal cual como lo digo ahora: yo solo había sido un reemplazo. Tal vez se dio porque ella necesitaba un sustituto para el tipo que la dejó con los crespos hechos y que - no quiero seguir preguntándome por qué - ella deja que siga en contacto y torturándola con un regreso que J misma sabe que no va a suceder. Tal vez se dio porque ella estaba sola, dolida y quería que le levantaran la autoestima. Tal vez se dio porque mi forma de ser se parece mucho a la de él. Solo puedo especular y creo que nunca sabré la verdad... aunque, si tuviera que elegir entre saberla o no, mis sospechas me hacen creer que no me gustaría saberlo. ¿La razón? Muy simple: que te agarren de sustituto no es nada bonito, ni reconfortante ni te genera ninguna sensación positiva. Descubrir que has sido un sustituto solo genera dolor... y una pérdida de autoestima horrible. Sabes que has estado ocupando el lugar que había sido guardado para otro y que amó a otro mientras estaba contigo. Para mí, es como una sacada de vuelta, como que me hubiera puesto los cuernos todo el tiempo que estuve con ella. Tal vez peor que eso porque, al menos, cuando te sacan la vuelta aún encuentran algo valioso y especial en una. Ser el reemplazo, la sustituta, es que solo encontraron las características que valoraban en el otro... y, por supuesto, no todas. Si J hubiera encontrado todas las características que - vaya a entender una por qué - la atraían de H, tal vez no le hubiera importado tanto el trabajo. Si J hubiera encontrado todas esas características y más, estoy casi segura de que J hubiera visto un futuro en nuestra relación y, además, hubiera disminuído, aunque sea un poco, esa excesiva entrega al trabajo; creo que le hubiera dado una oportunidad más a nuestra relación y hasta le hubiera puesto más empeño.
¡Ah! Los "hubiera", los subjuntivos... esas cosas que podrían haber sucedido si... etc.


Sé que soy una jodida, sé que tengo un montón de defectos, sé que tengo muchas inseguridades, pero creo que nada justifica que me tomen de sustituta - tanto como pienso que nada justifica que tomen a nadie de sustituto de nada.
Eso es lo que duele: nunca haber sido realmente querida por lo que una es. Haber dado todo de una, haberse abierto sin reservas, haber entregado todo lo que una podía dar... y descubrir, de pronto, como un maquiavélico destape, que todo fue ficción, porque la relación que J realmente estaba buscando era con H.

Tal vez es mejor ahora que después. Mejor ahora que cuando yo esté demasiado templada. Mejor ahora que... las distintas variables que pueden sucederse en el futuro.
Igual duele, no importa cuánto lo racionalice, como si me hubieran clavado un cortaplumas justo en el medio del pecho.

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